La iluminación ideal para cada escena. Parte 3: gobos, obturadores e iris

La luz es mucho más que mera claridad: da forma a las estancias, dirige la atención y crea ambiente. En la tercera parte de nuestra serie recorreremos las herramientas que nos permiten dar a la luz la forma que queremos: gobos, obturadores e iris. ¿Cómo podemos definir los bordes de forma que queden claros los límites del escenario? ¿Qué gobos son los mejores para proyecciones que dependen de la precisión de la imagen y cuáles van mejor para efectos atmosféricos? Y ¿cómo se controla el haz luminoso con un iris sin perder la flexibilidad? Te damos trucos prácticos para utilizar todas estas herramientas de iluminación a nivel profesional, ya las necesites para teatros, eventos u otros proyectos de iluminación.

Perfect light for every scene – part 3: the perfect use of gobos, shutter blades, and irises

Imagen

El plano de imagen, con sus funciones como gobos, obturadores e iris, es la parte más importante de un foco profile. Es aquí donde se demuestran su calidad y su funcionalidad. Las lámparas más antiguas, como las halógenas o las lámparas de descarga, tenían que montarse en una base y formar parte de un sistema de espejos, lo que implica diferencias en la luminosidad debido a las sombras que proyecta la base. En el caso de las lámparas halógenas, los factores más problemáticos son las tolerancias de fabricación de la orientación del sistema óptico, que se suelen compensar mediante otros ajustes. Las lámparas LED, por su parte, presentan una cobertura de luz muy homogénea. Y la homogeneidad que se logra en los bordes con una curva de cobertura de luz es distintivo de calidad, sobre todo cuando queremos proyectar letras o logotipos de empresas con gobos. Así se garantiza que las letras no queden hundidas hacia los bordes. 

Una curva de cobertura de luz óptima de Cameo P2 con un tubo de 19°. Flancos casi completamente verticales en el borde y solo una diferencia de luminosidad de 1/5 en el borde de la superficie de proyección.

Obturadores

Los obturadores nos permiten delimitar con nitidez los bordes, para que la parte delantera del escenario no deslumbre o para no iluminar donde no hay decoración. Además, se pueden delimitar diferentes áreas en una escena. Se pueden marcar caminos, destacar bordes o iluminar un ajedrezado. Una de las mayores dificultades que presentan es, además de tener que introducir una placa en la trayectoria del rayo, que esta placa hay que girarla sobre su propio eje. Dependiendo del principal uso que les vayamos a dar, podemos elegir placas con distintos niveles de libertad. Por ejemplo, puede ser que un sistema permita introducir un obturador solamente hasta la mitad del círculo luminoso, mientras que otros lo admiten hasta el 70 % o incluso permiten la obturación total con una sola placa. El segundo criterio que debemos tener en cuenta es el giro de cada obturador. ¿Podemos girarlo solo 30° hacia derecha o izquierda, o nos deja más margen?

Imagen 1: Cono de luz sin modificaciones.
Imagen 2: Delimitación de la superficie delantera y trasera de la escena.

Cuatro obturadores permiten recortar un triángulo, pero a cambio no todas las zonas se pueden representar con la misma nitidez. En este ejemplo de P6 se distingue claramente que no se forman distorsiones ni de barril ni de cojín en el borde recto del obturador.

Consejo para seleccionar equipos:

Los obturadores con sistema de bloqueo, como los de Cameo P6, son poco comunes, y precisamente esa es la ventaja que tienen. Resultan muy prácticos en casos especiales, por ejemplo, cuando se montan altavoces, que vibran, en la misma estructura. Las vibraciones combinadas con la gravedad pueden ocasionar que el obturador superior se vaya cayendo poco a poco.

El sistema de bloqueo también es muy útil mientras manejamos el equipo, porque una vez hemos ajustado los obturadores como queremos, todo se queda en su sitio. Sin un sistema de bloqueo, incluso un contacto ligero puede cambiar la posición del obturador aunque no queramos.

El sistema de bloqueo de los obturadores de Cameo P6

Consejo para seleccionar equipos:

Aquí hemos movido un cuadrilátero y, al colocar el gobo para que encaje, tenemos que cambiar el foco a una posición distinta. Por lo general, al cambiar de posición hay que volver a colocar los cuatro obturadores, a no ser que se pueda girar el tubo. Lo habitual es que en muchas posiciones, como en el auditorio o en el puente de luces, el control de las lentes se haga bastante difícil, porque acaban estando al lado contrario. Si se pudiera girar el tubo 180°, volveríamos a tener los controles cerca del técnico de iluminación. Por eso, tanto con Cameo P2 como con P6 se puede girar el tubo.

Empuñadura para fijar el tubo de P6.

Iris

La tarea del iris es variar el tamaño del diámetro del círculo de luz que se proyecta. En las cabezas móviles, el iris suele estar situado junto a los obturadores. Los focos convencionales suelen tener una ranura para un módulo de iris extraíble, como ocurre en Cameo P6 y P2. 

Iris insertado en Cameo P2

Iris insertado en Cameo P6

El iris es uno de los elementos más sensibles de las cabezas móviles, ya que se compone de muchas láminas pequeñas, la mayoría en forma de hoz, que se montan en círculo, solapadas unas con otras como si de un muro de ladrillo se tratase. Cada lámina se apoya en un punto de giro y, al girarla, se desplaza más o menos hacia la trayectoria del haz. Al ordenarlas de forma circular y al ajustar las láminas en forma hoz de forma simultánea se obtiene un círculo. Si se utilizan láminas muy delgadas, la pieza completa tendrá muy poco espesor, lo que viene muy bien para una representación de buena calidad de las líneas divisorias si se ajustan con nitidez. Uno de los inconvenientes más habituales es la temperatura de la cabeza de la lámpara y el calor que genera la luz que inciden en las láminas. Supone una factor de fatiga que puede estropear las placas finas con facilidad, por lo que al ajustar las láminas pueden atascarse o engancharse. Por eso, las láminas suelen llevar recubrimiento, para evitar la fricción en la medida de lo posible.

En las cabezas móviles no es necesario un iris para el oscurecimiento total, porque cuentan con un atenuador que se puede ajustar al 0 %. En las cabezas móviles, el iris también se utiliza como efecto dinámico, por ejemplo, para crear un efecto intermitente al ritmo de la música. Los focos convencionales suelen emplear un zoom para modificar el cono de luz de forma estática. La ventaja de este sistema es que aumenta la intensidad de la luz sobre la superficie iluminada con un ángulo de dispersión cada vez más estrecho. Sin embargo, si un foco profile convencional se adapta para funcionar como seguidor, habría que cambiar el diámetro del cono de luz sin variar la intensidad. En este caso se recomienda el uso del iris, porque la luz que incide sobre el artista no debe variar, sobre todo si estamos grabando la actuación con cámaras.

Gobos

Proyectar gobos es una de las principales tareas de un foco profile. Los gobos son plantillas que se colocan delante del haz luminoso a modo de máscara. La proyección de un gobo se consigue mediante un dibujo en una placa perforada, un gobo de vidrio recubierto o un cristal que estructure la intensidad y el color. El gobo oscurece la luz, la colorea o la cubre por completo para crear una imagen nítida o no sobre una superficie, escena o persona. Lo cierto es que el uso de gobos ofrece una versatilidad creativa inmensa.

Escena en la que resulta fácil imaginar un aparador, un sillón y hasta un sofá. Al proyectar una ventana, el fondo recuerda mucho a una ventana de verdad, lo que fomenta la ilusión de estar frente a la pared de una casa con ventana.

Gobos de metal

Los gobos metálicos suelen estar fabricados en acero inoxidable de un grosor aproximado de 0,1 mm, aunque también se encuentran aleaciones de aluminio de entre 0,2 mm y 0,5 mm. Los gobos fabricados en aleación de aluminio se utilizan sobre todo en instalaciones fijas, porque la aleación tiene mejores propiedades de reflexión del calor que el acero y, por tanto, tienen una vida útil mucho más larga que los gobos de acero. Dependiendo del motivo que queramos crear, se perfora o se troquela la superficie del metal para obtener los clásicos patrones en blanco y negro en la proyección. Esto nos permite aplicar juegos de luces y sombras impresionantes y generar así un sinfín de matices que dan forma a la imagen y crean un ambiente concreto en nuestra escena, como, por ejemplo, las sombras de la hojarasca que sugieren los rayos del sol que deja pasar un árbol hasta el banco de un parque, o el ejemplo clásico de una ventana que imita la luz del sol que entra en una habitación. Con gobos metálicos también se logran proyecciones exquisitas de nubes, agua, palmeras, perfiles de ciudades o cielos estrellados.

Al contrario, al proyectar letras o palabras u otros motivos especiales con gobos metálicos, la calidad puede verse afectada, ya que cuando se necesita oscurecer la parte central de una superficie e iluminar el contorno, se necesitan barras para sujetar el metal al gobo. Como estas barras pueden quedar «poco profesionales», podemos emplear gobos de vidrio, porque con ellos la capa que hay que sombrear queda sujeta por el vidrio translúcido, así que ya no se necesitan barras de sujeción. El metal tiene una desventaja, y es que se deforma cuando se expone al calor intenso. Debido a esta deformación, se alteran también proyecciones que empezaron siendo magníficas. Por ejemplo, la proyección de unas palmeras puede desplazarse hasta salirse del plano de imagen, momento en el que la representación perdería nitidez. Por eso, si necesitamos una proyección muy nítida, es mejor utilizar los gobos de vidrio también para motivos sencillos, ya que no se va a deformar ninguna parte de la imagen, que permanecerá en todo momento dentro del plano de imagen y, por tanto, mantendrá la nitidez.

Gobo de metal típico. En el número «06» del centro del balón, se aprecian las barras de sujeción en el centro del cero necesarias para mantener el metal.

Este gobo es de Rosco Gobos.

Gobos de vidrio

Se suelen elaborar en vidrio de borosilicato, que resiste mejor las altas temperaturas (hasta 480°-500°) que el vidrio normal. Si las temperaturas en la trayectoria del rayo son superiores, también se puede utilizar vidrio de cuarzo (que mantiene la forma incluso a 1.100°), pero que es más difícil de trabajar. Para limitar al máximo la carga térmica a la que está sometido el vidrio, estos gobos suelen recubrirse con revestimientos antirreflectantes, mientras que la parte posterior se suele fabricar en tono mate o negro, para evitar reflexiones provenientes de la óptica secundaria. Como ya hemos mencionado, el vidrio tiene la ventaja de que no necesita barras de sujeción. Además, de esta ventaja se deriva otra todavía más importante con respeto a los gobos metálicos: la superficie que queremos oscurecer puede ser ínfima, un punto muy pequeño en la superficie del vidrio. Si colocamos muchos de esos puntitos juntos, la resolución del ojo deja de distinguir las estructuras negras y blancas, y acabamos viendo solo un tono gris. Es decir, con los gobos de vidrio se pueden crear todos los tonos de gris. Hablamos en este caso de gobos de alta definición o gobos fotorrealistas, que alcanzan resoluciones de hasta 3.440 ppp. Para conseguir una reproducción fiel y uniforme se recomiendan 2.540 ppp. La abreviatura «ppp» significa puntos por pulgada cuadrada. Una de las desventajas que presentan los gobos de vidrio es la reflexión de la luz sobre el cristal, así como la aparición de otros colores sobre la luz blanca.

Consejo:

El manejo de los gobos de vidrio es parecido al de las bombillas. No deben tocarse nunca directamente con las manos, ya que la grasa de la piel se pega al cristal y genera más calor sobre el gobo, lo que puede producir quemaduras. Para limpiar los gobos de vidrio, basta con alcohol puro y un paño de algodón sin pelusa. En cuanto a los portagobos, hay que tener en cuenta una cosa más a la hora de decidir entre gobos de vidrio y gobos metálicos: debe haber sitio suficiente para introducir el globo de vidrio con facilidad y que tenga espacio para ensancharse. A veces puede ser necesario pegar el gobo. Para ello, lo mejor es utilizar silicona, que no se debe aplicar en toda la superficie, sino solo en tres puntos en el borde.

Con el vidrio no se necesitan barras de sujeción, y además permite imprimir efectos tridimensionales.

Este gobo es de Rosco Gobos.

Gobos de vidrio de colores

En vez del recubrimiento reflectante, también se pueden utilizar recubrimientos de color dicroicos, es decir, gobos de colores. Existen en múltiples variantes: monocolor, bicolor, tricolor, y en cuatro colores o multicolor. En cada una de estas versiones se utiliza una capa propia para cada color en sendas capas de vidrio. La capa negra/blanca cuenta como capa de color. Cada capa de color necesita un soporte de vidrio, es decir, una capa que mide 1,1 mm de grosor. Por eso, un gobo multicolor tiene un grosor de 4,4 mm. La desventaja es que estas capas de color se superponen a diferentes distancias del vidrio. Por eso es posible que, en función de la calidad de proyección del foco, un color se perciba muy nítido, pero si el motivo tiene otro color, la reproducción pierda calidad. También por eso es habitual en las cabezas móviles utilizar otros grosores, de tal forma que la primera capa de soporte tenga un grosor de 1,1 mm para luego insertar otros materiales de soporte extrafinos, de solo 0,4 mm de grosor. Así el gobo multicolor tiene tan solo 2,3 mm de grosor, lo que es una ventaja enorme para reproducir la profundidad de campo y, por tanto, para la calidad de la imagen.

fotorrealista

agua

prismas

estructura de vidrio


Todos estos gobos son de Rosco Gobos.

Consejo:

Las cabezas móviles suelen disponer de dos ruedas de gobos, lo que abre todo un campo de posibilidades con los efectos dinámicos. En el caso de los focos convencionales no es tan frecuente encontrar dos portagobos. Nuestro Cameo P6 cuenta con dos ranuras para gobos adyacentes, que pueden funcionar como iris o como ranura para gobos y que permiten utilizar dos gobos a la vez, por ejemplo, uno en blanco y negro, y otro en color.

Cameo P6 tiene dos formas de utilizar un gobo. Resulta muy práctico que las asas de sujeción estén situadas en los laterales para no taparse unas a otras.

Consejo:

Si el gobo no tiene marcas de dedos, está en el portagobos y el portagobos está en la ranura, ya podemos proyectar nuestro gobo en la superficie que queramos. Sobre todo al proyectar logotipos o letras, es posible que las líneas horizontales no se proyecten en horizontal en la pared. En este caso, se extrae el portagobos, se gira un poco el gobo y se vuelve a probar. El portagobos de Cameo P6 dispone de un mecanismo que se ajusta a mano para reorientar los gobos sin sacarlos.

El portagobos de Cameo P6 permite orientar los gobos desde el exterior fácilmente una vez insertados.

Consejo:

En un foco profile, el gobo se inserta bocabajo. Sobre todo en el caso de gobos personalizados, como los logotipos de empresas, hay que tener en cuenta que el gobo se fabrica invertido, ya que muchos gobos de vidrio deben insertarse con el lado del revestimiento opuesto al lado de la fuente de luz, y dar la vuelta sin más al gobo invertido no suele funcionar. Como ocurre con las bombillas convencionales, no se deben dejar marcas de dedos, porque las temperaturas del haz luminoso queman esa grasa.

Consejo:

En el caso de las cabezas móviles, cada fabricante ha establecido su propio tamaño de gobo a fin de ofrecer un alcance de zoom suficientemente grande con el espacio que permita su óptica; en los focos convencionales de teatro se tuvo en cuenta desde el principio la importancia de disponer de tamaños estándar. Cuanto mayor sea la superficie de proyección (diámetro interno), más definida estará la profundidad del detalle en los gráficos y, por tanto, mayor puede ser la potencia del foco, aunque esto último está cambiando con fuentes de luz modernas con fósforo láser, como la cabeza móvil ORON® H2 de Cameo.

Tamaño/tipoDiámetro externo (OD)Diámetro interno (ID)Profile de Cameo
C150,0 mm112,1 mm 
A100,0 mm68,0 mm 
B86,0 mm64,0 mmP2 hasta 2 mm de grosor
M66,0 mm49,0 mm 
G66,0 mm45,0 mm 
L58,8 mm47,5 mm 
D53,3 mm40,0 mm 
T46,5 mm38,0 mm 
E37,5 mm28,0 mmP6 hasta 3,4 mm de grosor
J38,8 mm25,0 mm 
F38,0 mm22,0 mm 

A continuación presentamos la última parte de nuestra serie, en la que detallamos las diferencias entre las cabezas móviles y los focos profile estáticos.

¿Os habéis perdido las dos primeras partes? Aquí podéis encontrar las publicaciones anteriores:
Parte 1. Control perfecto de la iluminación escénica: introducción a los focos profile
La iluminación ideal para cada escena. Parte 2: todo sobre los tipos de tubo y las tecnologías de zoom


P6 Foco LED profile con LED a todo color